miércoles, 2 de enero de 2008

Enero

2:45 AM, según mi reloj; 30:75, según el reloj de La Voz (¡¿?!).
Calor, calor, calor.
Arribamos a una ciudad plagada de un sin fin de diminutas y titilantes luces de colores. Creo que he hiper desarrollado los músculos de mis párpados de seguir una y otra vez el vaivén lumínico; en cuanto a las pupilas, tanto las mías como las de La Voz, han renunciado a adaptarse a las oscilaciones de luz y se han quedado fijas en un punto: nuestro aspecto no es agradable (ok, vale, nunca lo es pero ha empeorado, si es que es posible).
Calor: La Voz arrastra su humanidad, o lo que sea, por los rincones de esta mal encastrada nave sin atinar a emitir siquiera un pensamiento.
Calor: MUB lame alternativamente sus tres patas sin moverse de su- nuestro- sillón.
Calor: A 2 de nuestros 3 gatos resulta imposible despegarlos del piso, y en cuanto a la gata creo que ha perdido definitivamente la cordura.
Calor: Sudo, tengo nauseas, me cuesta pensar, sudo, me duelen los ojos, , el aire se niega a llenar por completo mis pulmones y... SUDO.
Calor: La iguana es la única contenta aquí (es eso o ya se murió)
Calor y una ciudad de luces que no cesen de girar...
Voy a recostarme bajo el ventanal de la cabina de La Voz, junto a los helechos, a esperar la noche...
Por hoy no pidan más.

La Hija del Capitán (Con calor y ganas de mar)

1 + 1/2

Soy un ente dividido, me arrancaron a mi otra mitad antes de nacer.
¿Y La Voz?
Él también ha sido dividido y abandonado.
Por eso viajamos juntos.
Dos soledades en una misma nave deslizándose casi en silencio por los rincones.
Tal vez dure.

La Hija del Capitán (en stand bay)

Dominó: perdiendo

Domingo, 4 de la tarde (4 PM o 16 hs., como más les guste).
Hace calor ¡MUCHO CALOR!
La Voz retoza en el sopor de su cabina, yo lo retrato en mi libreta y extraño el mar que nunca tube.

LHC (sin aire)