viernes, 24 de julio de 2009

LA CONDICIÓN DE LOS PERROS III

4- Los juegos

En compañía

Mordernos el vientre. Atrapar nuestro olor. Caer de rodillas hasta sangrar. Cazarnos el alma entre los dientes. Corrernos y volver a perder.
Lo que dejemos nos hará replicas de Los Amos. Obtener la piel de nuestro espejo para poder comer es todo cuanto nos queda después de ser paridos.
He creído ver luces de un recuerdo de ojos cerrados en la boca abierta a la sed de los que corren a mi lado. Nos perderemos o nos alejaremos, es cierto, pero sólo habremos sido un revuelo de patas y rabos calle abajo.

miércoles, 15 de julio de 2009

Veinticinco-Cerosiete-Dosmilnueve

Sólo Decir que, en 10 días, llevaremos ya 3 años dando tumbos en este vieje sin rumbo, plagado de músicas (si, asi, en plural), animales (¡también en plural!) y algo de locura.

martes, 14 de julio de 2009

Las Mañanas

De pie a las 6:45.
Tengo frío, tengo frío, tengo frío.
Hay momentos decisivos en la vida de una langosta, el fin del verano es uno. El verano terminó, hace ya demasiado tiempo, como para que el cuerpo añore las ganas de sentir frío.
Pienso (sin filosofar, sólo pienso, eso es todo); hay viajes que se van complicando a medida que avanzan; otros se conflictuan antes de iniciarse; este viaje en zigzag en que nos hemos embarcado va mutando en tanta variedad de conflictos y complicaciones pre y post inicio que ya nadie lo nota.
Bebiendo café con leche a las 7:50.
Aún tengo frío (no voy a insistir).
Debería haberlo pensado antes de poner en marcha el motor pero hay combinaciones que instan a la impulsividad, La Voz entonando una canción de McCarteny es una de ellas (por lejos la que más desastres provoca). Soy un conejo en la galera de un mago cuando lo oigo cantar.
La Voz tiene ojos como de andar despacio en pleno terremoto y una paciencia infinita para el olvido, es todo lo delgado que puede y da pasos tan largos que me resulta difícil seguirlo.
Caminando por la Ciudad a las 10:37
No importa el frío.
Voy con La Voz, sumada a su deambular imprevisible, cantando algo que no conozco pero que brota de mi como un manantial. Cuando regresemos a la nave van a dolerme los pies, pero no importa.
Así es salir de viaje con La Voz.

domingo, 12 de julio de 2009

Abeja y Trébol

1-
Hoy descubrí el aroma de la pimienta. Tenía la forma del viento de Mayo en las mañanas.
¿Te acordás cuando no entendía los aromas? ¿Aún te acordás de los días en que el sol de la tarde se agotaba en despedidas eternas bajo el árbol de tu puerta? No tengo aromas para esos días, no tengo aromas para nada, salvo un leve deslizar de algo que entonces imaginé que podían ser flores de tu jardín o el viento que llegaba desde el mar.
Soy ciega de aromas. O lo era entonces. Ahora, a veces, creo poder recordar aromas que nunca sentí. El té, sahumerios, el mate de las tardes o una siesta tardía en el patio de baldosas negras.
No tengo formas para esos aromas, puedo inventarlos a gusto, y sin embargo sé, es más que probable, casi todos tengan el cuerpo del perfume de la pimienta subiendo ahora desde mis manos.

2-
Tardes de Domingo en la galería del patio de tu casa. Eran tardes que no iban a cambiar, que seguirán iguales. Quietos los gatos sobres las sillas, hojas secas húmedas sobre las baldosas, el mate haciendo su ronda sin azúcar y muchas palabras.
Tardes que no iban a cambiar.
Y cambiaron.
Otras tardes. Otras rondas de mate. Otras palabras. Que tampoco cambiarán hasta que todo se diluya.
Y vendrán otras voces, y tal vez tenga azúcar el mate que una mano cálida me ofrezca, una tarde de lluvia ida, en la galería de otro patio, otros rincones, otros ojos.

3-
No es triste. Lo que pasa y se va ya no es triste. Estoy acá porque alguna vez tu mano sujetó la mía y luego nos soltamos. Así es el rumbo. Los ríos se juntan sólo una vez, pero nosotros no somos ríos y vamos, como la rueda del molino, girando entre aguas nuevas y ríos idos.

viernes, 3 de julio de 2009

Descalza

1.

No importa cuanto llanto brote de tu dolor,
cuanta furia contenida estalle,
cuanta amargura invada tus entrañas;
en la soledad nada tendrá forma,
no habrá quien contenga tus venas,
no tomará forma ni tendrá color la mañana.

Los instantes vacíos de cada amanecer,
los rincones enmohecidos de tu vida
no oirán nombres dulces,
ni cobijarán susurros de miel.

2.

Busco auroras entre los pliegues de la noche,
sólo hay restos de pan;
busco flores ámbar en la estepa invernal,
sólo hay restos de pan;
busco el calor de la noche en las alas de un cuervo,
sólo hay restos de pan.

3.

Hoy no soy más que silencio en las paredes,
sólo una huella de libélula en el agua,
una esquirla de viento
en el cuello roto de una botella.

Hoy tengo apenas la forma oval de un lago quieto,
los contornos de un espejo en la noche,

Hoy soy de arena.

4.

Clepsidra de tierra,
molino de fuego,
alas de agua,
camino de aire,
niña incompleta buscando su sombra
que trae despojos del día en la mirada
y un huracán dormido bajo los pies.

Niña de mil maneras
que no sabe inventar nombres.


5.

Jacintos,
si la noche huele a jacintos no voy a saberlo, jamás.

Carezco de intentos, me sobran miradas;
soy un hueco en los sentidos.

Jacintos o destellos de luz,
es igual;
sólo hay silencios fríos, anidándome.