jueves, 30 de diciembre de 2010

Después...

... de almorzar
Hueco del mediodía
en las sombras del vientre
tu silencio y un resabio de vino olvidado.

... del llanto
Vacío.
Y la noche que crece.

... de los ahogados
Carne blanda debajo de las uñas,
pulmón negro buscando gusanos,
sabor verde del paladar enmohecido.

... de la siesta
Ojo pesado
en el calor de la persiana baja
y una mano espesa
buscando el vaso junto al reloj.

... del sol
Grieta ocre de las aves
en el centro de la lente.

... del desierto
Lengua rota de serpientes sin piel
buscándote en la huella imposible
(cartílagos ensangrentados de tus pies)

... de los Santos
Grial de miel agria
desgarrando el vientre de descalza nodriza,
válvula de la espada voraz.

... de las aves
Vértice del vuelo difuso,
relieve de la lejanía
bebiendo ocaso de silencios.

... de la selva
Espesura sonámbula,
humedad desesperada
de invocante muerte.

... de las llagas
Ríos de tu costado
invadiendo campos fértiles,
ahogarse en la vena despoblada
de tu desintegración.

... de dormir
Devenir espeso retrasando mis pies desnudos,
resabio de pesadillas acunado por el paladar.
Empujo con los huesos esquinas del día.

... del silencio
Laringe que sangra el desnivel de tu nombre.
No vienes, sólo tu sombra.

... del río
Humedad de pies cansados
vadeando la noche.

... de ahuecar
Devora el vientre la razón oscura que nombra el día,
larvas inútiles de estos campos mal labrados
desvaneciendo voces de augurios no prometidos.

... del viento
Arena de tu piel, en la garganta.

... del camino
Sangrar la espera,
talón dormido
bebiendo nieblas de andén.

... de los ojos
Alimento tenaz de mis encías.
Formas sagradas del duelo infantil
de la niña en el espejo.

... de anotar
Siete nombres verticales
ofreciendo azúcar a los vientos.

... de las náuseas
Ronda negra de mis vértebras en el despertar.
Desgarro los alimentos con mi vientre.

... del final (primero)
Un punto, tres líneas oscuras y el cielo raso abierto a la humedad
(a dos mil quinientos kilómetros es de noche).

... de las gafas
Tu cuerpo, desnudo, en la sombra de la ventana.

... de la voz
Un hilo afilado sujetando la naciente de la espalda,
escalera inclinada desde lo intencional.

... del vientre
La naciente esmerilada de tus piernas.
Mis intenciones.

... de la hoguera
Carne de tus manos
ahogando el aroma
de lo que aún permanece,
grieta pestilente en tu presencia fósil.

... de las garzas
Vacío insostenido en tus cuadernos
(el lago bebe tu nombre).

... de las langostas
Dientes descoronados invadiendo la siesta,
fugaz intento del humo en tus labios.

... de África
Costas yodadas espiralando desniveles cartográficos.
Pesadillas crípticas traerán un nombre.

... de beber
Confín de tu orgasmo arrebatando soles,
ave destemplada de mis olvidos.

... de las noches
Un profundo,
silencioso,
equivocado,
agrio,
amanecer
distante del espejo.

... de salir
Tal vez el tiempo
o la distancia
(pero habrá fuego).

... del miedo
La niebla pendular que humedece los labios y el paladar.

... de los templos
Frío de tu sangre en el vértice de mi frente,
bastedad inconclusa,
ausencia de vientos inmóviles.

... de los bosques
Plazo inacabado del destierro, extensión funeraria de la última camada.

... de las montañas
Voces de océano invocando ahogados de la distancia.

... de no ver
Laceración de la palma.
Espectro equívoco buscando las sienes.

... de las gaviotas
Una línea gris olvidando el péndulo yodado de la marea.

... del muro
De pie
sobre baldosa de rincón
sujetando el borde esquivo de la vida
entre los molares .

... de los pergaminos
Lengua seca en la muerta orografía del inicio de tu discurso
(sintagma-plaga plagiando venenos).

... del agua
Nausea de musgo anidando fosas nasales.

... de la luz
Iris iracundo desdoblando espectros
opuestos a la naciente de tus manos,
equivocación tardía en la sangre.

... del ocaso
El viento bajo la puerta.

... de viajar
Ala delta indefinida,
oscilante sudade hacia otro escape.

... de regresar
Desnudez de las rodillas entre las sábanas.

... de abrir
Gota espesa, oscura, desleal, de tu costado
(soy un simio de alas muertas que sabe la forma de tus nombres).

... de las manos
La distancia y un camino de arena.

... de los cinco
Otro agujero.
La cortina en el rostro.
Espacios verticales en la pared.

...del principio
La serpiente inquieta de tus piernas.

... de los rastros
Trazo mortuorio de tus contornos en la galería.

... de los días
Quietud de araña sin huesos,
olvido de mosca sin alas.

... de las balsas
Agonía concéntrica,
estación de las lluvias esperando en la rivera.

... de Rimbaud
La lengua rota suelta su baba sanguínea,
un hijo muerto le bebe las entrañas sobre el asfalto
(la Ciudad renguea sin percibir las sombras)
y la dicha carcome los pies de La Gran Avenida;
un río-cloaca, una noche iluminada:
las sombras que huyen hacia el abrazo tibio y distante de museos y bibliotecas.
Los malditos,
los gastados,
los perdidos,
los hijos perdidos de la Revolución ya no están
(y la Ciudad no sabe que más sangrar)

... de fermentar
Voz de cebada en la noche circular,
sumo ámbar para los hijos muertos
de este embrujo satelital que es el mar
bebiendo la sangre yodada de tus piernas.

... de tus piernas (bis)
Dátiles de tus aristas incorporando mis caderas a la noche
(pendular, tu dialecto, revela mis nombres)
palma de ti vientre mis ojos.

... de no estar
Hueco en la frente de los muros,
beso vertical de la distancia.
Persisto,
tardo,
devoro,
desisto.
Hay arena en los ojos del espejo,
restos carcomidos del “haber sido”.

... del reloj
No más,
vaivén,
desgasta
dos
dos
(una gota espesa abre laceraciones en la distancia sin ver la curva)
voy
caigo,
salto,
el sol
el sol
(hueco en la despedida)

... de Amsterdam
Beso húmedo, enmohecido, de los puentes en la garganta rota,
niebla pendular de tus piernas en mi desnudez,
voy bebiendo la cerrazón de estas calles sobre el agua,
voy pariendo distancias que nos incluyen.

... del final (último)
Pantalla a negro.
Rotación alfabética de nombres.
Un último acorde prolongandose insistente :
el muerto,
la dicha,
la danza,
los ahogos,
tus piernas...
perpetuos y olvidados en la última toma
[Power-off: ruido blanco)

sábado, 25 de diciembre de 2010

LA CONDICIÓN DE LOS PERROS V

Los antepasados

Los amos

Se divierten quitándome los parásitos; lamo sus manos con amor. Son buenos gritadores y saben construir casas. Por eso alejamos a los lobos, o mordemos las piernas que ellos nos señalan. En cuento a lo demás, obviando el alimento que sería más dificultoso de conseguir, poco más que una diversión para cachorros representa su existencia. Pero son un abrigo útil, buenas mascotas que se divierten dando ordenes. Respiran, exhalan, respiran, exhalan; la variante deriva en la búsqueda de un nuevo hogar.

Alusivos 6: Guitarra

a Víctor Jara

El poeta muerto en las esquina
corner de manos mutiladas
manos
tus palmas
sus manos perdidas.

Las voces
hojas preñadas
descascarándose
perdiendo
drenadas de torniquetes
van cayendo huesos
sus huesos.

Albumes para Chico- Huracán: Foto 1

Chico – Huracán sigue
a una chica que gira,
y descree de los senderos
- pie
tras pie
la sigue-
y va bebiendo
- bebiéndose-
lo que el día declina.
Chico es de arena
cuando la ve.

martes, 21 de diciembre de 2010

Dispersa (madrugada)

1-
Recordé de pronto el estar flotando en un a pileta, de cara al Sol, con los ruidos del Mundo levemente distorsionados.
Me gusta el agua.
No soy una sirena pero me gusta el agua.
Siento en los pies un alivio de madrugada eterna, una expansión de los bordes de mis falanges y un halo líquido envolviéndome los tobillos.
Soy de tierra.
Si llueve, revivo.

2-
Quietud.
En el agua abundo en quietud.
No me deslizo. Me dejo llevar por lento vaivén de la superficie.
Soy como una flor del ciruelo en la superficie fría de la pileta.
Agua.
Diluye mis bordes.

3-
Silencio.
Bajo la piel se acurruca el murmullo del agua lenta
Y ya no hay palabras.

4-
Agua de ciudad entibiada por el viento de la tarde.
Un rincón de agua entre los techos de cemento.

5-
Agua y antenas.
La lluvia trae palabras sin forma, palabras ciegas, desprovistas de cuerpo.
No escribo con agua (sólo en la sed)

6-
Mi lluvia es anósmica.
Sin pastos húmedos ni tierra mojada que la distraiga de encantarme la mirada.
Toda mi lluvia es piel y mirada.

7-
Tengo peces en los pies.
Bajo la protesta acelerada de un grifo de patio, de mis talones brotan escamas doradas.
Y nadan lejos.
Por la mañana habrá cuentos de pescadores y sol de Diciembre.

8-
Agua nocturna,
Agua inquieta,
Poblada de libélulas rezagadas,
De renacuajos evaporados,
De piedras plegarias.
Agua de pozo lejano


9-
Evocación de agua ausente.
Arden los tobillos y hay en los omoplatos nostalgias de gotas disgregadas.

10-
Agua,
más agua,
menos agua,
mi agua.
Soy el lecho de un río de montaña esperando el deshielo de Primavera.
Suelto piedras,
tuerzo el rumbo,
cobijo la lluvia evaporada,
me hago camino seco,
desespero...
y me desbordo.
(Soy un río de montaña)

11-
Gotas desde el extremo de mis dedos.
No quiero retener el agua, hacerla lago, río, océano.
Quiero un desborde lento por las baldosas tibias.

12-
Caminar descalza por el asfalto mojado,
dejar que el agua tibia se anille entre los dedos,
inundarse los tobillos con agua de ciudad.

13-
Lluvia de verano. Tibia. Desbocada. Efímera.
Lluvia en la terraza de baldosas grises.
Lluvia de salir y mojarse las manos, la cara, el vestido.
Lluvia que trae un breve, brevisimo, instante de siesta.
Lluvia para dos.

14-
Puedo andar largas horas por el agua, hasta que mis pies se vallan entumeciendo, dejar que el vaivén helado rebrote mis tobillos.
Puedo, si quiero, también flotar.
Pero me gusta el agua en los pies.

15-
Peces entre los pies. Diminutos, color de sol en atardecer.
Peces como ninfas microscópicas danzándome entre los tobillos.
Peces de ciudad en una pileta de terraza.

16-
Lo único cierto para mi es que el agua no tiene olor.
Pero si lleva el color de las piedras que la cobijan o el clorofilico tinte del limonero.
Y desprende de su cuerpo el sabor de las mañanas claras y la tenue saciedad de los caminos.

17-
Una sola
ínfima
gota
de agua clara
en el borde
afilado
de una hoja
del limonero.
Mis ojos,
con alma de cuervo,
se pierden
en el líquido brillo
encandilados.

18-
La gota se deja caer desde el techo. No la veo.
La siento deslizarse tibia entre mis dedos hasta desvanecerse.
Es Diciembre.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Alusivos 5: Madre

Tu sino de hija transplantada
siempre lejos
siempre en la distancia
estirada
desgajada.
No aquí
y quedándote,
allá
y volviendo.
Pierna
brazo
cabeza
dispersa entre océanos y montañas.
Tu mano aferrada
a fragmentos de tierra
a abrazo en la Estación
a cartas
besos
ojos.
Hija viajera
enraizada en los hijos
quebrada de nido acuencado
toda vos tu patria
vos patria
no más
no bandera.
Hija de manos endurecidas
columna inclinada
como tu tierra casi vereda
de poetas vereda
de muertos vereda
vos su vereda
sus cerros
su mar
y el mar en tu vientre
llamándote
(aunque te quedes)
Hija ida
hija de abrazos-niebla
hija sola
(solita)
hija-madre
hija al otro lado de las montañas
siempre allá
siempre acá.