Un violín y una gaita
y tus ojos,
siempre tus ojos que no alcanzo a ver.
No hay fuentes de aguas claras,
las ninfas han sido olvidadas
y tus manos se alejan.
Noches idas,
azules de frío,
voy deshaciéndome en la memoria.
Ser tu nada,
la forma oval de tu silencio,
el destierro del viento en tu pradera.
No seré,
no seremos,
no habrá tiempo de buscarnos
cuando la nieve comience a caer.
Un violín y una gaita,
y el tiempo que inicia su fin.
sábado, 23 de agosto de 2008
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2 Arribos desde el último alunizaje:
No te permitas ser la nada de alguien querida, en todo caso que ese alguien se transforme en nada para tí...
Siempre, absolutamente siempre, serás mucho para muchos...
intensa búsqueda poética. me gusta. tiene ese ritmo de pincelada.
un abrazo, querida amiga.
cris
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