lunes, 17 de agosto de 2009

LA CONDICIÓN DE LOS PERROS IV

3- La calle

De tierra

Veo mi orina oscurecer la línea ondulante que bordea las madrigueras de chapa de Los Amos, huele a sueño de langostas o fría despedida de los que pronto habrán de mentir el regreso. Dejo señales para una manada dispersa, pequeñas gotas ocre llamando a la muerte de otros.
Nada se queda sujeto tras mis pasos, ni la lluvia retiene su andar. Pero puedo dejar huellas. Y los cachorros humanos se llevan a los labios trozos de esta senda, puedo hundirme con ellos, soy uno de ellos. Juntos vemos el túnel del gusano, el rastro de los huesos, ojos fríos bajo el sol.
Andar esta ruta de barro seco sin buscar salidas, morder el aire como si fuera una mano sucia, saltar y dejar parásitos entre las rocas; es todo lo que intento ser antes de que llegue la tarde, y la siesta.

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