martes, 31 de julio de 2007

La salida

Desperté en sábado con impulsos de escape, es decir, con más ganas de estar en otra parte que acá. El inconveniente es que mi copiloto, La Voz, se despertó a destiempo y no hubo manera de contar con él para algún viaje o caminata extraespacial.

Salí y vi que habíamos arribado a una ciudad desbordada de gente, automóviles, carteles, vitrinas, bares y gente, mucha, mucha gente (ya lo dije).

Caminar entre los desconocidos un sábado frío, con las manos desnudas dentro de los bolsillos, y pensar. Pensar en la lluvia que no termina de caer, en los perros que cruzan mal la calle, en mis ganas que quedaron lejos (por hoy) y en el que ha quedado sin pensar en todo esto, bien abrigado frente a una pantalla que destila imágenes en movimiento.

Esta ciudad ofrece refugios extraños para quien no lleva más que un abrigo de paño azul y se ha olvidado el sombrero sobre la mesa.

Confieso que no tenía planeado ponerme contemplativa pero por la tarde la lluvia espesó el sábado y me fui ahuecando cada vez más. Anduve por veredas mal iluminadas hasta que me dolieron las botas, entonces pagué una buena tasa de café caliente que me lleve anudado con tres medias lunas bajo las muelas y me fui.

Cuando regresé, el rincón metálico donde habito emanaba música espesa y ensordecedora y La Voz deglutía naranjas sentado en el sillón (el único sillón que posemos, recuerdo de un antiguo viaje interplanetario); le robé tres gajos más bien agrios y me fui a bañar con la sensación de no haber salido nunca.

A veces, los sábados se me quedan varados en la garganta.

La Hija del Capitán

2 Arribos desde el último alunizaje:

Cristina Cambareri dijo...

mmhhh.... a quién no le pasa, algún que otro sábado, lo que a vos, Hija del Capitán...?
espero seguir leyendo más de estas ciudades que contás, más de estas caminatas, más, más.
soy ansiosa, y qué?
jaaajaaa

Vik dijo...

Prima querida, Que sorpresa más agradable! un poco como despertar en invierno con el sol que se cuela en la ventana y te da en la cara. Encontrar que tan buenas letras son Tuyas.
Un beso gigante de Vik