sábado, 4 de octubre de 2008

Un día más...

No es por nada pero voy a comenzar por el final, los inicios abundan y están gustándome más las últimas paradas de los caminos.
Que nadie entre en pánico, esto no es una despendida, simplemente estoy revolviendo los baúles y sacando todo lo viejo. Ya he acumulado, bajo mi ventana: tres pares de zapatos que no uso desde hace 3 años, un disco (si, de los de pasta!) rayado y con restos de pintura, 4 tapas de libros (sin los libros), 12 botellas de agua vacías, 1 mono a cuerda (sin cuerda), 13 enchufes, 7 pares de anteojos rotos, un suéter de mangas raídas (creo que este si me lo quedo), varios destapa cañerías, y el manual para la cámara que llevo buscando desde hace tres meses (aclaración: la cámara se me extravió hace ya 2 semanas).
La Voz ha decidido permanecer recostado junto a los helechos mientras la gata juega con su cabello (y si, lleva puesto el MP3 y esa mirada perdida que tan bien le queda)
¿Si estoy ordenando un poco? No, que va! tan sólo se trata de desparramar por ahí los recuerdos.
A veces es bueno inclinarse sobre la memoria.
LHDC (con sed y ganas de que llegue el verano)

3 Arribos desde el último alunizaje:

Cris Cam dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Cris Cam dijo...

A veces uno se va, sin enojo, casi sin decir nada, porque en definitiva cree que el tiempo no existe.

Es facil hablar de memorias visuales o auditivas, un cuadro o canciones del pasado.
Algo más dificil recordar algún olor a fideos con salsa esencial, como este que está comiendo mi hija ahora en 1990... a no claro, ya fue.

Pero decir que recuerdo la corporeidad de abrazos, cuando nos despedíamos, pensando volvernos a ver (por siempre jamás), con Rous, Cris, la Negri, y Ceci. Y cada abrazo era absolutamente particular e inconfundible.

Hay quienes suponen la tangibilidad de otras maneras.

A una no la podre abrazar más, ni pude tocar sus cenizas.
Con la Cris y la Negri, dos extravertidas irremediables, ciertas cosas han sido más fáciles.

Pero, a Ceci, es a quien debo pedir disculpas, Rous tenía razón.
Nunca le pude decir, cuanto (pero cuanto) la quería/quiero.

Esto es una declaración de amor. Esto es, quiero de decir, que fue y será (no pienso morirme aún) una de las más grandes amigas que una persona puede tener.

Debiera preguntarme, sincerarme conmigo mismo, porque motivo esta es la primer visita a este blog.

Y ahora sí, poder ser prendido fuego en la fogarata de los recuerdos.

Pd: Protesto, había construído el texto, con huecos-huellas, para entrar como anónimo.

Carina dijo...

Que buena tu teoría de desparramar los recuerdos, voy a empezar a revolver mi cuarto, y ver para dónde se disparan, creo que va a haber congestión de tránsito en la ruta de la memoria, porque todos van a querer ir hacia un mismo lado, en tiempo y espacio...