En Do,
en Re;
cromados
cromáticos.
Se diluye la forma,
el sonido,
el color.
Queda el aroma,
dicen.
Y yo me diluyo,
otra vez,
en el intento vano
de cazar el perfume
que envuelve tu espalda,
el vértice de tus piernas,
la inclinación de las sábanas
sobre tus hombros.
Y hay una inquietud,
dicen,
perfumando el aire
pero se desintegra
antes de llegar a mí.
De lejos viene la lluvia,
un hilo de tierra húmeda,
hojas que comienzan a caer.
Pero eso lo sé de otra vida,
otro momento en que el mundo
se poblaba de aromas.
Hoy soy ciega a lo que mana de cada criatura,
y aun así puedo adivinarte,
desnudo en la ventana,
aunque ya no queden luces
y la noche caiga en el silencio.
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